La formación tradicional parte de
la enseñanza catedrática, es decir en la que un profesor imparte conocimiento a
los estudiantes que de forma pasiva reciben la información y los contenidos y realizan
un proceso de registro de esos datos y los memorizan.
Luego al finalizar los procesos
de impartición de la información se evalúa la capacidad de memorización por
medio de pruebas escritas y orales, y clasifican conocimiento por medio de un número,
en donde la calificación depende de que tan cerca las respuestas estén de las definiciones
o los datos que se impartieron.
Este proceso es al que aun hoy en
día se denomina formación, si bien se ha avanzado mucho sigue siendo el mismo, un
modelo jerárquico en donde un encargado de diseminar datos (profesor, docente,
instructor, guía) orienta a los estudiantes para que apropien esta información como
verdadera e incuestionable y los ubica en una escala de aprendizaje de acuerdo
a su capacidad de memoria o de resultados de acuerdo a lo esperado, tomando la decisión
de quien esta o no en capacidad de avanzar en esta pirámide de formación.
Esto hace que una persona desde
niño, apropie la idea que el aprendizaje se da únicamente en escala y por medio
de la aprobación de un tercero, es decir si está en primero es un ignorante, si
se encuentra en décimo (en caso de la educación superior) es un profesional y al
final de la escala, si posee la certificación de aprobación (título) de ese proceso
es un experto.
Esto además está ligado a la valoración
social que implica este esquema y que ignora el aprendizaje y las experiencias
que no se dan en un aula, la tradición ancestral, oral, familiar y mucho menos
los intereses o gustos subjetivos.
La valoración de idoneidad se da por medio de
un estándar, es decir por ser lo más parecido a un modelo.
Hoy, iniciando el segundo decenio
del siglo XXI, el esquema educativo esta cambiando, y este cambio no se esta
dando por parte de las instituciones, lo generan las personas en busca de esa
formación que les permita ser profesionales en un campo específico, pero no de
serie, sino de acuerdo a sus necesidades e intereses, a la practicidad del aprender
haciendo, y de aplicar al mismo tiempo que se aprende.
Esto solo se logra por medio del
aprendizaje por medio de experiencias, algo que no es nuevo, solo por recordar
un par de ejemplos tenemos a la Bauhaus, escuela alemana de diseño de los años
20s, que basaba el aprendizaje en el hacer, mezclando arte, ciencia y mercadeo a
cada esquema que se desarrollaba, en donde el maestro por supuesto tenia un rol
vital, pero no como un ser superior a los estudiantes, era mas bien un aprendiz
con mas experiencia que participaba de los aprendizajes a la par de los alumnos
y orientaba los desarrollos, para estimular al estudiante a encontrar su
estilo, su forma, y sobre todo que adquiriera las competencias blandas y duras
para ser un profesional en su área. Se le enseñaba al profesional a vender y a
ofrecer sus servicios sin timidez ni miedo.
Otro ejemplo es la escuela de
finanzas de Princeton en los estados unidos en las últimas dos décadas; basa su
formación en la simulación de experiencias por medio de laboratorios en donde se
recrean de forma permanente para el estudiante escenarios cotidianos de movimientos
financieros, es así como el estudiante tiene roles alternos de dirección o de empleado,
en donde el recurso que invierte es el suyo (ficticio en la mayoría de los
casos) y los resultados de ese proceso se convierten en su evaluación, por
demás autónoma, en donde el trabajo en equipo, la delegación de funciones y
roles, el proceso auto critico y el riesgo son el insumo de la formación, esto
ha hecho que sea denominada varias veces como la mejor universidad de los Estados
Unidos.
La educación superior actual está
sufriendo cambios y debe migrar a la valoración de las experiencias y la
subjetividad, pero necesita que los formadores sean los que realicen un primer
proceso de cambio, que aprendan a desaprender, que tengan humildad y acepten
que lo que saben y lo que enseñan a veces no sirve para nada. Que deben
actualizar su forma de ver el mundo y bajarse del vagón de la cátedra,
demostrar que saben hacer lo que enseñan, que se pongan la bata del laboratorio
y lo hagan con los estudiantes, a la par, juntos… aprendiendo y analizando que
sucede realmente cuando se da investigación en un aula.
Disciplina no es gritar y ejercer
poder en un salón de clase por medio de calificaciones y pruebas sorpresa…
disciplina es aprender a respetar un oficio y una profesión, a investigar cada día
con respeto y dedicación, registrar los avances, analizar los fracasos y
aprender de ellos… disciplina es hacer cada día sin desfallecer, con gusto y pasión
por lo que se hace.
El aprendizaje por experiencias
no es otra cosa que investigar, indagar haciendo… aprender compartiendo con
otros lo que salió bien para que lo repliquen (experiencias de éxito) y explorar
lo que nos ofrece cada campo de conocimiento… sacarse de la cabeza que un
laboratorio es de ciencias puras, medicina o ingeniería… un laboratorio es
compatible con todas las áreas del conocimiento, sean las artes, las
humanidades o las matemáticas.
Los jóvenes de hoy aprenden todos
los días, tienen acceso a dispositivos, tecnología y sobre todo a la comunicación,
así los ciegos digan que están embrutecidos detrás de un celular, los jóvenes
de hoy hicieron lo que las generaciones del siglo XX no pudieron… metieron al
mundo en una caja y lo llevan consigo en la mano, y las fronteras las borraron
con clic.
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