martes, 21 de enero de 2020

Educar por medio de experiencia


La formación tradicional parte de la enseñanza catedrática, es decir en la que un profesor imparte conocimiento a los estudiantes que de forma pasiva reciben la información y los contenidos y realizan un proceso de registro de esos datos y los memorizan.

Luego al finalizar los procesos de impartición de la información se evalúa la capacidad de memorización por medio de pruebas escritas y orales, y clasifican conocimiento por medio de un número, en donde la calificación depende de que tan cerca las respuestas estén de las definiciones o los datos que se impartieron.

Este proceso es al que aun hoy en día se denomina formación, si bien se ha avanzado mucho sigue siendo el mismo, un modelo jerárquico en donde un encargado de diseminar datos (profesor, docente, instructor, guía) orienta a los estudiantes para que apropien esta información como verdadera e incuestionable y los ubica en una escala de aprendizaje de acuerdo a su capacidad de memoria o de resultados de acuerdo a lo esperado, tomando la decisión de quien esta o no en capacidad de avanzar en esta pirámide de formación.

Esto hace que una persona desde niño, apropie la idea que el aprendizaje se da únicamente en escala y por medio de la aprobación de un tercero, es decir si está en primero es un ignorante, si se encuentra en décimo (en caso de la educación superior) es un profesional y al final de la escala, si posee la certificación de aprobación (título) de ese proceso es un experto.

Esto además está ligado a la valoración social que implica este esquema y que ignora el aprendizaje y las experiencias que no se dan en un aula, la tradición ancestral, oral, familiar y mucho menos los intereses o gustos subjetivos.

 La valoración de idoneidad se da por medio de un estándar, es decir por ser lo más parecido a un modelo.

Hoy, iniciando el segundo decenio del siglo XXI, el esquema educativo esta cambiando, y este cambio no se esta dando por parte de las instituciones, lo generan las personas en busca de esa formación que les permita ser profesionales en un campo específico, pero no de serie, sino de acuerdo a sus necesidades e intereses, a la practicidad del aprender haciendo, y de aplicar al mismo tiempo que se aprende.

Esto solo se logra por medio del aprendizaje por medio de experiencias, algo que no es nuevo, solo por recordar un par de ejemplos tenemos a la Bauhaus, escuela alemana de diseño de los años 20s, que basaba el aprendizaje en el hacer, mezclando arte, ciencia y mercadeo a cada esquema que se desarrollaba, en donde el maestro por supuesto tenia un rol vital, pero no como un ser superior a los estudiantes, era mas bien un aprendiz con mas experiencia que participaba de los aprendizajes a la par de los alumnos y orientaba los desarrollos, para estimular al estudiante a encontrar su estilo, su forma, y sobre todo que adquiriera las competencias blandas y duras para ser un profesional en su área. Se le enseñaba al profesional a vender y a ofrecer sus servicios sin timidez ni miedo.

Otro ejemplo es la escuela de finanzas de Princeton en los estados unidos en las últimas dos décadas; basa su formación en la simulación de experiencias por medio de laboratorios en donde se recrean de forma permanente para el estudiante escenarios cotidianos de movimientos financieros, es así como el estudiante tiene roles alternos de dirección o de empleado, en donde el recurso que invierte es el suyo (ficticio en la mayoría de los casos) y los resultados de ese proceso se convierten en su evaluación, por demás autónoma, en donde el trabajo en equipo, la delegación de funciones y roles, el proceso auto critico y el riesgo son el insumo de la formación, esto ha hecho que sea denominada varias veces como la mejor universidad de los Estados Unidos.

La educación superior actual está sufriendo cambios y debe migrar a la valoración de las experiencias y la subjetividad, pero necesita que los formadores sean los que realicen un primer proceso de cambio, que aprendan a desaprender, que tengan humildad y acepten que lo que saben y lo que enseñan a veces no sirve para nada. Que deben actualizar su forma de ver el mundo y bajarse del vagón de la cátedra, demostrar que saben hacer lo que enseñan, que se pongan la bata del laboratorio y lo hagan con los estudiantes, a la par, juntos… aprendiendo y analizando que sucede realmente cuando se da investigación en un aula.

Disciplina no es gritar y ejercer poder en un salón de clase por medio de calificaciones y pruebas sorpresa… disciplina es aprender a respetar un oficio y una profesión, a investigar cada día con respeto y dedicación, registrar los avances, analizar los fracasos y aprender de ellos… disciplina es hacer cada día sin desfallecer, con gusto y pasión por lo que se hace.

El aprendizaje por experiencias no es otra cosa que investigar, indagar haciendo… aprender compartiendo con otros lo que salió bien para que lo repliquen (experiencias de éxito) y explorar lo que nos ofrece cada campo de conocimiento… sacarse de la cabeza que un laboratorio es de ciencias puras, medicina o ingeniería… un laboratorio es compatible con todas las áreas del conocimiento, sean las artes, las humanidades o las matemáticas.

Los jóvenes de hoy aprenden todos los días, tienen acceso a dispositivos, tecnología y sobre todo a la comunicación, así los ciegos digan que están embrutecidos detrás de un celular, los jóvenes de hoy hicieron lo que las generaciones del siglo XX no pudieron… metieron al mundo en una caja y lo llevan consigo en la mano, y las fronteras las borraron con clic.

Aula 1

Vale la pena estudiar una carrera profesional en el siglo XXI?


El primer decenio del siglo XXI dejó como moraleja que estamos en cambio permanente, las costumbres y los comportamientos del siglo anterior, basados en la percepción social y en el cumplimiento de metas de otras fronteras y culturas, que representaban estatus o identificación de lo correcto o lo valioso están siendo dejadas atrás a pasos de gigante.

Lejos quedaron los complejos y las diderencias de genero y color… la identidad y la libertad sexual se abrieron paso, y ganaron los terrenos negados por la cultura, la política y la religión; poco a poco el ser humano pudo dejar de esconder sus gustos y necesidades individuales, la mujer como género y como símbolo cambió el paradigma de la indefensión, la inequidad y el irrespeto, de a poco este proceso gana terreno y el bache de género pronto será solo un aspecto a recordar en los anales de la historia.

La educación es tal vez el nicho mas poblado de cambios y transformaciones de esta primera década, que inició con los procesos y comportamientos tradicionales de la enseñanza del siglo XIX y XX, y gracias a la tecnología y a los cambios generacionales de alto impacto, muta rápidamente para dejar de ser un ambiente de capacitación y adoctrinamiento, y se convierte en un modelo basado en la experiencia y el interés; en el pasado quedo el cliché de estudiar lo que es mas aceptado o lo que genera más posición social… hoy en día el campo de la educación explora el interés individual y la participación del individuo en el planeta, la subjetividad inicia un camino sano para estar por encima de la masificación en la formación; la experiencia reciente nos dice que no se deben formar más profesionales en serie.

Las universidades están afrontando una caída vertiginosa de matrículas sin entender del todo la razón, cuando en realidad, el mundo de los jóvenes en las últimas dos décadas ha dado un sinnúmero de señales que anunciaban el cambio, en Colombia la denominada generación X puso la alarma frente al cambio de necesidades formativas, acentuado luego por los milenials y los centenials, que no son otra cosa que personas cansadas de participar de forma obligada en la sociedad y en la formación de masas, con currículos inamovibles y desactualizados, sin la implantación de la tecnología, o la generación de experiencia real en la academia…tomaron la decisión de formarse de forma independiente, en ciclos cortos y prácticos que les permitan ganar dinero y reconocimiento rápidamente, y lograr tener espacios de vida joven al tiempo que se desempeñan profesionalmente.

La academia tradicional obliga al estudiante a estar 4 años o mas en una institución, sin poder ganar experiencia y aprendiendo contenidos que se hacen obsoletos rápidamente, normalmente antes de graduarse, y amarrados a currículos que se actualizan cada cinco o siete años; y que por desgracia hacen que el profesional se gradúe pero que no tenga las competencias reales para desempeñarse en el área que estudio, obligándolo a mendigar salarios bajos o condiciones de trabajo malas para poder adquirir experiencia, y de forma autónoma y presionada adquirir esas destrezas que la academia debía suplirle y no lo hizo.

El principal cambio es la presencialidad, hoy los jóvenes no quieres estar en un solo sitio por mucho tiempo, menos para realizar cuatro o cinco años de estudio que les quitan la posibilidad de vivir y disfrutar sus mejores años, y menos buscar un título que los acredite como profesionales… la tecnología esta abriendo una brecha entre el reconocimiento y la capacidad de hacer… en la formación de hoy el titulo profesional no es importante, lo que vale es la capacidad de hacer y de divulgar esos desarrollos.

Cuando nos hacían la pregunta de si es viable estudiar una carrera profesional hoy, en enero de 2020, la respuesta se inclina hacia el NO… y las razones son simples en realidad.

Hoy las empresas están empleando personas cada vez mas jóvenes, no por su título o por su experiencia… se están fijando en su capacidad de trascender, de comunicarse, de interactuar con la tecnología y la producción de innovación… de recursos frescos.

El mercado esta empezando a poblarse de posibilidades y alternativas de formarse y trabajar simultáneamente, de aplicar casi que en tiempo real lo aprendido, algo imposible en la universidad tradicional de hoy en día, por lo menos en Colombia.

La retribución económica al profesional es risible frente a la inversión realizada en su formación, en promedio un estudiante de universidad privada gasta al semestre $7.000.000 de pesos, y al egresar tiene suerte si encuentra trabajo, y en el caso feliz de hacerlo se tiene que conformar con dos salarios mínimos de retribución durante al menos dos o tres años… si hacemos el cálculo simple, el chico entra a la universidad de 18 años, estudia cinco y debe trabajar al menos tres o cuatro para empezar a tener retribución de su inversión… es decir al darse cuenta tiene 28 o 30 años de edad y no ha podido generar una estabilidad o un reconocimiento como profesional. Deja de ser joven y no se da cuenta.

La academia tradicional sacrifica la juventud en un innecesario proceso de formación que no debería superar los dos años.

Es por eso que hoy tenemos el boom del emprendimiento, los jóvenes están buscando la forma de tener recursos económicos rápidamente para poder viajar, divertirse y sentir que existen, y no tener que esperar a tener treinta y cinco o cuarenta años para estar estables.

La preparación y el estudio son vitales, y de ninguna manera intento decir que no son la plataforma del desarrollo y el avance, pero ya no estamos en la revolución industrial y no necesitamos mas obreros… como lo estamos haciendo está mal… hay que proponer espacios formativos basados en la experiencia, en la retransmisión de acciones y casos de éxito, en la practicidad y el desarrollo de los intereses individuales de las personas, de los jóvenes… hoy las universidades son solo un negocio que se basa en elongar al máximo en tiempo, la necesidad de las personas de cumplir su sueño de aprender algo que les interesa o les gusta… las universidades tienen en sus manos el proyecto de vida de los jóvenes… y solo piensan en como ganar cada vez más dinero con eso.

Hay que repensar la academia… y mientras eso pasa los jóvenes van a cambiar su forma de aprender, y las universidades serán solo espacios de especialización o formación avanzada… las carreras de pregrado muy pronto van a cambiar y a mutar en formaciones cortas y prácticas enfocadas en la transformación y el emprendimiento.

Aula 1